Despertar y transformación 1- Roland Yuno Rech.
Aurélie Godefroy : Buenos días a todos y gracias por vuestra
fidelidad. Estamos felices de encontraros esta mañana de domingo para la
emisión que consagramos al Despertar y la transformación en el Zen. Porque
experimentar la realidad del ser y la transformación de nosotros mismos, de
nuestra consciencia, de nuestro cotidiano y de nuestra acción en el mundo
necesita la integración de la Vía en lo cotidiano, de la toma de consciencia
del sentido de nuestra existencia ¿Qué es precisamente el Despertar, a qué nos
despertamos, en qué consiste esa transformación ? Os propongo para
hablarlo encontrarnos con Roland Rech. Buenos días Roland Rech.
Roland Rech : Buenos días.
A. G. : Eres discípulo del Maestro Taisen
Deshimaru, enseñas desde hace treinta años, hoy en el Templo Zen de Niza y en
el Templo Zen de la Gendronnière y llevas igualmente retiros durante el año un
poco por todo Europa. La primera pregunta, ¿por qué ésta cuestión del
Despertar, de la transformación, es algo central en el Zen ?
R. R. : Porque la práctica del Zen es una práctica
que ha surgido verdaderamente del Despertar de Buda, Buda quiere decir el
Despierto, y el Despertar no es solamente como se cree frecuentemente una
especie de intuición súbita, ser conscientes de una gran verdad, de una realidad,
como eureka, he comprendido. En el Zen insistimos mucho sobre la realización,
por eso que no nos gusta mucho hablar de la palabra « satori », en todo caso en el Zen Soto, porque « satori » evoca demasiado la
comprensión, en japonés quiere decir comprender. Por supuesto ese comprenderse
uno mismo es muy importante pero lo más importante es actualizar aquello a lo
cual nos hemos despertado concretamente, realmente en la vida cotidiana, eso es
la verdadera esencia del Zen.
A. G. : Podemos preguntarnos finalmente, ¿a qué nos
despertamos ?
R. R. : Nos despertamos fundamentalmente a la
verdadera naturaleza de nuestra existencia, creo que en tanto no se haya
realizado ese despertar a la naturaleza profunda de nuestra existencia, es
decir al hecho que nuestro pequeño ego es sólo la superficie de nosotros mismos
y que la profundidad de nuestro ser es una manera de ser en total unidad con
todas las existencias del universo, de ser uno con eso, en tanto no se lo haya
realizado, uno se siente como encerrado en uno mismo, como constreñido, no se
respira verdaderamente como es debido, no se actualiza la realidad profunda de
nuestra existencia, entonces sentimos necesariamente insatisfacción. Buda
hablaba de Dukkha, el sufrimiento, el sufrimiento de no estar despierto. Pero
la mayor parte del tiempo uno no se da cuenta de la causa de ese sufrimiento y
entonces se sufre porque se piensa que
nos falta algo. En realidad no nos falta nada; lo que somos lo somos desde el
origen salvo que nos falta tomar consciencia, y habiendo tomado consciencia de
lo que somos en realidad actualizarlo en nuestra forma de vivir en lo
cotidiano.
A. G. : Así que es a la vez conocerse uno mismo y
olvidarse de uno mismo.
R. R. : Absolutamente, olvidarse de uno mismo no es
la negligencia, no es una especie de olvido desafortunado; es abandonar, soltar
la presa de nuestra identificación con el pequeño ego, que ciertamente es
importante porque necesitamos tener un sentimiento de unidad y de identidad
personal, pero no es la totalidad de nuestro ser, lejos de eso. Cuando se habla
de olvidarse de uno mismo es abandonar lo que se piensa que es el
« yo », que no es una realidad, son nuestras ilusiones : yo soy
así o asá, con tal proyecto, tal carrera, tales ambiciones, tal historia, tal
karma; en fin, todo aquello que tratamos de juntar para constituirnos en una
especie de personaje, y eso oculta algo mucho más profundo. Lo que hace el
dinamismo de nuestras vidas, es estar constantemente unidos a cada instante a
todos los seres del universo y vivir profundamente esa unidad, es la
actualización del despertar, es lo que hace que vayamos a tener una vida que
nos satisfaga más, y que necesitemos
menos ir detrás de cualquier tipo de ilusión compensatoria.
A. G. : Entonces, concretamente, nos podemos
preguntar, ¿cómo nos despertamos?, ¿ por la práctica, me imagino ?
R. R. : Sí, pero no se trata de cualquier práctica, la práctica
fundamental es la práctica de la meditación, en el Zen se llama a eso zazen, en
otras formas del Budismo, se lo llama Vipassana por ejemplo; pero es una
meditación que incluye necesariamente a la vez concentración en el cuerpo,
atención a la respiración y una gran vigilancia, una mirada dirigida hacia el
interior, que permita a la vez iluminar aquello que nos habita, -es decir
nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros deseos-, y al mismo tiempo,
esta mirada es más profunda que eso, es el conocimiento de uno mismo, por supuesto
es realizar todo eso una vez más en la superficie, pero la realidad es que en
el fondo eso es sólo vacuidad, ausencia de substancia, porque es impermanente,
y cambia todo el tiempo. Esa impermanencia no es algo lamentable, es al
contrario un factor de dinamismo si lo adoptamos, si lo aceptamos, si nos
armonizamos con ella; es lo que permite a la vida de ser creativa y justamente
evolucionar, transformarse.
A. G. : ¿Es que se puede llegar a decir que el
Despertar se sitúa en la práctica misma, en el hecho de practicar zazen?
R. R : Absolutamente,
es también algo que a menudo no se comprende. Se piensa que se practica para
despertarse, mientras que la esencia de la enseñanza del zen, sobre todo en
nuestra escuela Soto, fundada por el Maestro Dogen, es la práctica de la no-dualidad
que va hasta hacernos sentir y hacer realidad que desde el primer instante de
práctica, nuestra práctica es despertar, porque nuestra práctica nos armoniza
con la realidad última. Nuestra práctica es una práctica de ver lo que es y de
armonizarse con lo que es. Por ejemplo en zazen dejar pasar completamente los
pensamientos, realizar los estados de consciencia que se llaman “hishiryo”, es decir más allá de la
identificación con los pensamientos, también más allá del deseo de obtener un
resultado por medio de la práctica.
A. G. : Es completamente desinteresado.
R. R. : Es una práctica “mushotoku”, sin objeto, aunque en el
fondo se hace el voto de despertarse por el bien de todos los seres, pero en el
momento en que se practica se olvida incluso ese voto de manera que somos
totalmente uno con la práctica, lo que hace que la práctica sea inmediatamente
realización.
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