(De Mario Unsui Ojeda) Cuando constatamos que en zazen rumiamos pensamientos, que alimentamos un problema, que le buscamos soluciones, creemos que hacemos un mal zazen pues no somos capaces de iluminar nuestras ilusiones. Sin embargo, si en zazen hay ilusiones no significa que hagamos un mal zazen. Pero si pensamos que es un mal zazen porque no somos capaces de iluminar nuestras ilusiones y que alimentamos un problema, lo que hacemos no es un mal zazen, sencillamente no es zazen. Sólo estamos en una postura. Pero si creemos que el nuestro es un buen zazen, eso tampoco es zazen. En cuanto hacemos un juicio sobre nuestro zazen, ya no estamos en el espíritu de zazen. El hecho de que surjan todos los estados (sanran, kontin, ruminaciones mentales) no vuelve malo el zazen, siempre y cuando seamos capaces de mantener esa dimensión de testigo, de observador. Una parte de nosotros deja emerger los bonnos, pero el ancl